De gran valor histórico y espiritual, se cree que pudo ser escrito alrededor del año 1560 d.C. por los señores que pertenecían a la clase dominante quiché, en Utatlán. Se trata de un manuscrito que ha sido preservado milagrosamente del paso inclemente del tiempo, que ha sobrevivido al discurrir de los siglos, y que nos da una clara idea de la importancia que en su momento tuvo la literatura aborigen americana.
Nos encontramos ante un texto heredero de una larga tradición, ante un relato épico de la mayor calidad literaria, un texto sagrado lleno de simbología, escrito en un elegante y exaltado estilo, que nos ofrece una interesante información acerca de las costumbres, vida y creencias de los habitantes del reino que esta civilización llegó a crear desde la nada, de esos antiguos habitantes que vivieron, hace muchos siglos, en la actual Guatemala.