Esta obra contiene las historias recogidas de los labios “del indio qeqchi Lish Zenzeyul, un indio a quien se le tornaron verdes los ojos de tanto mirar y admirar la selva”.
La fauna y la flora de las selvas de Petén y las ¨Verapaces, así como la geografía de la zona, están retratadas en el estilo pintoresco y repetidor de Lish Zenzeyul.
Él se adentró en el mundo del misterio verde, en el que hay tanta serpiente, tanto mono saraguate y tanto tecolote, y en el mundo del hombre blanco, del hombre de las ciudades, con la diferencia, según sus palabras, de que el de la selva es más franco y más lógico.