David Unger teje magistralmente esta historia, evitando cualquier deseo de emitir juicios morales. De la misma forma en la que lo hacen los personajes de la novela, nos sumergimos en las páginas de este libro y nos identificamos con su confusión y su desconcierto ante la completa realidad y todas sus complejidades. Esta no es una historia de buenos y malos. Todos son antihéroes. Pero en la imperfección y la vulnerabilidad de los personajes, en la manera en la que son apremiados por las contradicciones, en la ruina que se procuran a sí mismos, hay un juego de espejos, una mirada realista a la sociedad en la que habitan. Dan a luz a un monstruo. Saturno devorando a sus propios hijos.
Gioconda Belli