Davico vive con su familia arriba de La Casita en Ciudad de Guatemala en los primeros años de la década de los cincuenta del siglo pasado. La Casita no es sólo su casa, también es el restaurante familiar. Para Davico y Felipe, su hermano mayor, el restaurante es un muy divertido. En el restaurante trabajan Augusto, el cocinero, y Otto el camarero; y los dos disfrutan mucho de hacerle bromas y trucos a Davico. Augusto, el cocinero, y Otto, el camarero que siempre llega tarde, disfrutan de hacerle bromas a Davico. También está Genghis Khan, el rey de las langostas, que vive en una pecera en el restaurante; mira a Davico con ojos redondos y negros que no parpadean, agitando sus antenas como periscopios submarinos.
Todo cambia el día en que Davico escucha disparos en las calles, hay apagones todas las noches, y la familia debe dormir debajo de la mesa de madera en el comedor. Davico quiere ser valiente, pero los disparos y los tanques y los aviones que vuelan arriba lo aterrorizan.
La vida cambia para Davico el día que sus padres les anuncian que deben irse a Estados Unidos, en donde nadie habla español, y todo es diferente.