El enigma y el haz único de hipótesis mediante las cuales Freud cree haber resuelto la construcción de una figura soñada de Leonardo bien pueden exponer el libro a la crítica de ser una «novela psicoanalítica», pero el retrato no es en absoluto el fruto de un sueño o un mito. Dejemos a Freud la tarea de concluir: «¿no cabe escandalizarse por los resultados de una indagación que concede a las contingencias de la constelación parental tan decisivo influjo sobre el destino de un hombre (?)? Creo que no hay ningún derecho al escándalo; cuando se considera al azar indigno de decidir sobre nuestro destino, ello no es más que una recaída en la cosmovisión piadosa cuya superación el propio Leonardo preparó al escribir que el Sol no se mueve.»