Éste es un trabajo sobre una reunión en la Selva Lacandona. En ella participaron una serie de personajes, entre los cuales debemos mencionar a Mijaíl Bajtín y Walter Benjamin. Los convocantes fueron los zapatistas de uno de los Caracoles. El tema al que fueron invitados a hablar los ya mencionados personajes fue el del tiempo y la revolución. Por considerar que en sus respectivas obras hay aportes significativos al respecto, los convocantes decidieron platicar con ellos. Pero primero decidieron escucharlos y después expresar algunos puntos de vista que comparten con sus invitados. En la reunión se estableció un diálogo entre las generaciones del presente y las del pasado. Mejor dicho, un diálogo entre las generaciones en lucha del presente y algunos representantes de las generaciones del pasado que lucharon y dejaron plasmada esa lucha en obras que son como cristales que guardan conocimientos importantes, los cuales solamente pueden ser alcanzados bajo la luz del presente. De hecho, ese diálogo fue como un instante de inaudita concentración de una multiplicidad de voces del presente y del pasado. Y, decimos multiplicidad de voces, porque en la conversación participaron varios personajes importantes, aparte de los ya nombrados. El hecho de que hiciéramos hincapié en esos dos, es porque uno trabajó el tema de la risa como principio revolucionario (nosotros le agregamos lo de principio revolucionario) y, el otro, nos permitió establecer un puente con el pasado para poder pensar ese tema como parte de la elaboración de un lenguaje revolucionario, ligado al tema del tiempo y del cambio radical del mundo. El resto de los personajes que participaron han hecho aportes fundamentales al tema del cambio, incluso algunos de tal importancia que sería imposible pensar en los nombrados sin su contribución. Pero ellos dejaron que Bajtín y Benjamin llevaran la iniciativa, concretándose en apoyar algunas cuestiones y a profundizar otras, según sus gustos y aficiones, como dirían los zapatistas. Uno de los resultados de esa polifonía en la Selva Lacandona fue la conciencia de que la urgencia de lo nuevo por abrirse paso en el mundo envejecido y pervertido había sido el factor que movió a los organizadores a realizar la reunión. A eso, o a algo parecido, el señor judío con gafas, Walter Benjamin, le llamó "constelación". También se dijo algo así como que el tiempo no corre en línea recta sino a tropezones, y que los "golpes" que le damos al tiempo de los de arriba curiosamente sacan la historia del carril en que el poder la pone a moverse.
