La voz de Carlos Gerardo es un caudal, una energía que se niega a detenerse. A través de sus poemas, brillantes en su forma y profundos en su concepto, el poeta nos ofrece una mirada crítica de la existencia y de la historia de Guatemala, «país hecho con muros y silencio». Este poemario es un tejido de palabras reveladoras y bellamente armonizadas. Un tejido fino que nos muestra no solo el follaje, sino también las raíces de las cosas. Los versos son hilos de luz que se quedan vibrando en nuestra memoria en estos tiempos sombríos y nos invitan a tejer esfuerzos para construir una nación más justa, donde quepamos todos. Sabino Esteban Francisco Palabra y patria se conjugan en una exploración poética donde se impone la pregunta sobre nuestra identidad. Hoy, la patria es palabra falsa cuando la atraviesan la violencia y la muerte como cotidianeidad. El poema, entonces, pasa a ser posibilidad de desobediencia y sedición legítima. La relación con la patria —si se trata de Guatemala—, es una eterna correspondencia tormentosa con nuestra intimidad y nos obliga a volver la mirada a nuestras raíces, sembradas desde un poder impuesto a golpe de miedo y opresión. Si hay esperanza en la estirpe de este lugar, está en la propuesta de Carlos Gerardo: abrirle paso a la rabia, traicionar la patria que no es nuestra y atender la convocatoria a buscar, en lo subterráneo de nuestra sociedad, un nuevo sentido colectivo. Gabriela Carrera
