Cada cierto tiempo me voy de mí y vuelvo
me abro la puerta / me dejo pasar
[...]
Ahora me recibo en silencio
sé que soy lo único que tengo
[...]
Sé que un día quizá me busque
y descubra
que otra vez me he marchado
Entonces mantendré una luz encendida
mientras esté esperando
verme regresar
Vania Vargas explora en estas páginas el significado de ser forastero, no solo en tierras ajenas, sino en los confines mismos de la vida que una se construye. Para la poeta, la fuga trasciende la simple necesidad de escapar para tornarse en irresistible impulso vital. Un acto de desaparición que es, en esencia, un viaje al centro de sí misma.