El abuelo hace tiempo que no existe. Pero el amor ama a los muertos.
También los ama la poesía, que es la resurrección.
Este libro (escrito en mayo/junio de 2016, terminado el día del padre) cumplió más con el impulso cutáneo del escritor lírico que con el rigor metálico del historiador (no negaré que a veces suplanté la falta de información biográfica con ingenio literario).
No es una biografía de mi abuelo, en el sentido inequívoco de la palabra, sino una memoria íntima y más bien imaginaria, plena de licencias poéticas, que puede que traicionen la biografía.
Pero mi posición es que en la poesía no existe la mentira.
Siempre y cuando sea honesta, esto es.
Claro está que hubiera podido elegir otras situaciones-momentos, otras atmósferas, otras aproximaciones, pero estas fueron las que quedaron. La literatura tiene sus Caprichos.