Descubierta accidentalmente en 1979 en la región guatemalteca del Petén, la cueva de Naj Tunich alberga los ejemplos más sofisticados y extensos del arte rupestre maya conocidos hasta ahora. En 1989, un incidente de vandalismo provocó su cierre definitivo al público. Desde entonces, las pinturas y sus daños se conservan en la oscuridad de un frágil entorno. Acompañado por algunos de los colaboradores de esta publicación, el artista Pablo Vargas Lugo visitó Naj Tunich en mayo de 2017, con objeto de producir un video y una exposición alusiva al sitio. Este libro, resultado de esa expedición, reúne imágenes, interpretaciones, testimonios y narraciones que exploran nuestra conexión con rituales antiguos y modernos, la vinculación con códigos urbanos como el grafiti, y la actualidad de experiencias vividas en secreto hace más de mil años.