Si tratáramos de leer este libro como si fuera una obra de arte, quizás lo compararíamos con un tríptico al mejor estilo de las pinturas sobre la guerra, realizadas por el pintor español Francisco de Goya, en las cuales el horror se muestra desnudo y lacerante. En Guatemala: violencia sexual y genocidio, los cuerpos asustados, masacrados, atemorizados, torturados y violados definen la intersección de una trama de sentido que se inscribe en un continuum de violencia. Es precisamente en esos cuerpos físicos, emocionales, mentales y espirituales, donde se grabaron las etapas más dolorosas y sangrientas de nuestra historia. Y sólo desde allí, desde sus osamentas, desde su carne torturada, desde su sangre, desde sus ojos que todo lo vieron, desde sus relatos y correlatos, es que puede reescribirse y resignificarse nuestra historia.
Carolina Escobar Sarti