Este libro analiza las relaciones entre comunidad y Estado durante la Revolución de 1944. Presenta datos sobre los discursos de los revolucionarios en relación con el lugar de los indígenas en la nación, el posicionamiento de las comunidades desde los partidos políticos, las protestas de los indígenas ante el trabajo forzado y las luchas que emprendieron durante la Reforma Agraria. Se concluye que la Revolución fue una oportunidad importante en las luchas que los indígenas habían desarrollado históricamente para enfrentar la dominación y para posicionarse frente al dominio colonial, a pesar de que los líderes de la Revolución fueron incapaces de reconocer la fuerza política de los indígenas y la particularidad de sus luchas. Se argumenta que la Reforma Agraria fue un proceso importante en el cuestionamiento de la definición de los indígenas como sirvientes, pero que este proceso fue cortado por la Contrarrevolución de 1954. Este trabajo se adentra en un problema importante en la vida de los indígenas y de Guatemala; es decir, en el reconocimiento de las identidades políticas de las comunidades y de los cuerpos indígenas.