Muchos diseñadores temen al color. Existe la percepción de que hay un discreto y complejo conjunto de reglas que se aplican al color, y que una mala elección llevará al fracaso. La única manera de aplicar el color de modo incorrecto es hacerlo con indecisión. Cualquier paleta cromática funcionará si se emplea con valentía y conocimiento.
El diseñador debe poseer la capacidad de explicar por qué una paleta es mejor que otra. Tiene que convencer al cliente de por qué el tono cálido de rojo funciona, mientras que el púrpura, por ejemplo, no.