Como explica la psicoterapeuta y divulgadora Pilar Sordo, el dolor no es más que un terreno (difícil, cierto) por el que debemos transitar para alcanzar el estrecho sendero que lleva a la felicidad. La aceptación, el agradecimiento y la conciencia de nuestro propio contexto son las condiciones que nos hacen admitir el dolor como parte de la vida cotidiana, y entender que a menudo es un obstáculo necesario para llegar al bienestar. Como explica la autora, si entendemos el dolor como un compañero de viaje, entonces podremos aceptar la complejidad y riqueza del trayecto de nuestra vida, y potenciar la aceptación positiva de todos los aspectos de nuestra existencia.