"..dejamos atrás las verticales paredes calizas del Sotz y penetramos la selva obsuca y misteriosa. Solamente un turtuoso y estrecho camino abierto por los chicleros, se perdia lentamente en el silencio verde
Las copas de los arboles juntaban su folliaje y solo de vez e cuando se podia mirar una franja de cielo. De repente delante de nosotros un espectaculo asombroso: las grises pirámides de Tikal devoradas por los tentaculos de la jungla.
El vuelo de un tucán rompiò el encanto y encendió de colores la neblina." Marino Cattelan, 1987