El análisis social piensa la sociedad con sometimiento a la rigurosidad científica, aunque sustentándose en ciertos valores y en algunas confianzas absolutas, religiosas o seculares. En este sentido, encara el discernimiento entre la esperanza y la desesperanza humana. La teología social, asumiendo los resultados del análisis social y las articulaciones con las que la razón filosófica los encuadra en sentidos últimos, se arriesga a dar razón de la esperanza que está simbólicamente presente en algunas señales históricas que llamamos signos de los tiempos y, a veces, se arriesga a dar razón de esa esperanza sin que haya ningún símbolo o ninguna señal elocuente, arriesgando la confianza última y el amor solidario en una esperanza contra toda esperanza, en seguimiento de Jesús Crucificado. ¿Habrá esbozado esa audacia este libro?