Abel Posse, premio Rómulo Gallegos de Novela, indicó sobre esta obra: "El novelista narra los pasos del drama, se hace vidente para invadir todos sus espacios... para penetrar en la Casa Blanca o en las oficinas de los servicios de inteligencia... Y las tramas se concentran en torno a ese hombre solo y valiente y que fue Jacobo Arbenz. Lo que más nos conmueve en el relato implacable preciso de González Davison es la soledad de Guatemala y de su líder en su peor hora. El autor se limita, sabiamente, a describir el drama de aquel caballero que llega a la autoinmolación, intoxicado por haber atravesado un lodazal de infamia y pequeñez humana. Pero su relato hace renacer en el lector la reflexión sobre la situación y el destino de toda nuestra América".