Como una tardía ventisca invernal, los recuerdos se abalanzan sobre la mente de Francisco (Frankie) Goldberg, protagonista de esta historia, mientras viaja en tren de Nueva York a Boston, su ciudad natal. Obligado a regresar a Norteamérica como consecuencia de una feroz persecución política, la marcada distancia que ha construido respecto a su familia se desvanece súbitamente. Ahora va al encuentro de su madre, su hermana, un amor escolar interrumpido y, también, de las cicatrices que crecer en el noreste americano deja en un niño de padre ruso judío y madre guatemalteca católica. Conmovedora, divertida y perturbadora por igual, Monkey Boy despliega un entramado de temporalidades que hace patente la imposibilidad de un pasado inamovible, mientras pone de relieve las omisiones con las que construimos los relatos que contamos sobre nosotros mismos. En esta novela, Francisco Goldman ha escrito una brillante reflexión y una nítida radiografía sobre la identidad individual y colectiva de un país que, como muchos, es habitado por personas de múltiples orígenes geográficos y culturales. Pero, sobre todo, este libro es una celebración de la fortaleza femenina, sin la que sortear las infancias más turbulentas sería prácticamente imposible