"Indudablemente la biografía de este artista debería de atraer a los escenógrafos más exigentes. De las prótesis dentales en el laboratorio de su padre ortodoncista, a la escultura monumental, pasando por el ciclismo profesional, la ilustración de la camiseta de su promoción en el servicio militar (Suiza), hasta hacer pan en la panadería de su madre… : no cabe duda que este recorrido iniciático y novelesco fueron determinantes en la formación de Max Leiva, tanto por la magnitud de la experiencia existencial, como por los caminos que eligió que lo conducirían a lo que es su esencia hoy en día: creación artística y en sí, escultura”.