Las devociones más arraigadas en los corazones de los capitalinos tienen sus raíces en la Época Colonial y en las creencias ancestrales de los antiguos mayas. A partir del siglo XVI, los grupos maya, español y africano que habitaban en la ciudad de Santiago Guatemala estaban unidos por la religión católica y, conforme el mestizaje aumentaba, también las prácticas de piedad popular se hacían más complejas. Nuestros antepasados mostraban su devoción de distintas maneras y su fe les permintió superar problemas como los desastres naturales, epidemias y traslados de la ciudad. El arte barroco estuvo orientado hacia la evangelización, por lo que tenemos un rico patrimonio arquitectónico, pictórico y escultórico. En este trabajo también se aprecia la evolución de la orfebrería, la joyería y la ebanistería. De los años posteriores al traslado de la capital al valle de la Ermita, tenemos descripciones muy detalladas de las celebraciones religiosas, tanto en la Nueva Guatemala de la Asunción como en La Antigua Guatemala, lo que nos permite comprender las raíces de nuestra devoción.