Como algunos, no tengo la dicha de que mi abuelo me cuente historias. Pero tengo acceso a un cuarto en el que los objetos que le pertenecían cobran vida y me sumergen en sus entretenidas narraciones. Estas vacaciones estaré en compañía de la tía Antonia, de mi perro Agosto y de las reliquias de la casa donde habita la magia, visible solo para los curiosos. Ven y déjate envolver por las delicias del séptimo arte, por las anécdotas del tren, las transformaciones de la Revolución Industrial, y por las intrigas de los demás.