«Es el cine, precisamente el cine de Hollywood, la séptima musa que inspira al autor y así el epígrafe tomado de King Kong ("Parece que las rubias escasean por estos pagos") es el anuncio de la obsesión que motiva al narrador al principio: la cacería de rubias, verdaderas o falsas y ésa es su perdición aparente. El erotismo aliterante, la paronomasia de los sentidos y la constante comicidad -el autor se declara un comediante paralizado por el miedo escénico- parecen ser las marcas de fábrica de La Habana Para un Infante Difunto, además de la busca nostálgica de una ciudad perdida.»