"La Cuarta Invasión", de Giovanni Batz, es un libro que se lee rápido, no porque su contenido sea ligero (es todo lo contrario), sino porque está escrito con la convicción del investigador que desarrolla su trabajo no para cumplir un requisito académico (que tabién: pues en buena medida se basa en sus tesis doctoral) sino para servir a un pueblo que le ha encomendado escribir su historia desde su propia mirada de la misma. Y el autor no desperdicia palabras para trasladar esa historia de invasiones y resisencias.
Situándose en la posición crítica a la antropología extractiva, Batz nos indica con toda claridad que la principal audiencia de su libro son comunidades de Cotzal, en su mayoría ixiles, y pasa a indicar algo en extremo importante y diferenciador de otros tipos de investigación como es el casi inexistente margen de error con los datos cuando se trata de un trabajo descolonial que se desarrolló con y para un pueblo. Rigurosidad y claridad son indispensables cuando el esfuerzo investigatorio y su producto son el resultado de la consulta y la interacción constante con las comunidades involucradas. Como explica su autor: hizo extensas consultas para definir cada paso del trabajo de investigación, informó de sus resultados e involucró a autoridades indígenas en los procesos académicos, incluyendo la defensa de su tesis en la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos)