En el siglo XVIII, con el triunfo de las revoluciones norteamericana y francesa, los derechos del hombre son reconocidos en sendos documentos: Las declaraciones de derechos de Estados Unidos de América (1776 y 1791) y su acta de Declaración de Independencia, y la Declaración francesa de Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789). A dicho reconocimiento le siguió su ratificación por medio de sus respectivas Constituciones. Si bien Inglaterra ya había tenido algunos avances en la positivización de estos derechos, su concreción como tal se da con los modelos estadounidense y francés de derechos humanos. Ahora, el fundamento de los derechos del hombre ya no solo poseía una base teórico-filosófica, también poseía el respaldo normativo y la consiguiente garantía estatal.
Sin embargo, el catálogo de derechos careció de eficacia pues solamente un escaso sector de la sociedad podía ejercitarlos. Parecía ser, que las declaraciones de derechos fueron hechas a imagen y semejanza de las necesidades y expectativas de una clase social específica: la burguesía europea emergente, integrada por hombres blancos y cristianos.
Se plantea, aquí, una contralectura de la historia, positivización y eficacia de la teoría y doctrina de los derechos humanos. Se busca determinar el posible uso ideológico de los derechos del hombre, establecer si la ideología burguesa de su momento deformó la teoría de estos derechos en doctrinas/ideologías. Así, en este estudio, se ponen frente a frente la(s) teoría(s) de los derechos humanos (lato sensu) y su eficacia.