En este libro fundamental para el psicoanálisis, Anna Freud se ocupa de los recursos protectores típicos a los que recurren el niño, el adolescente y el adulto en su búsqueda de placer y evitación del miedo y la angustia. Estos recursos, a los que se denomina mecanismos de defensa, como la represión, la racionalización, la inhibición, la intelectualización, la negación de la realidad, la sublimación, la regresión... son los que permiten a la personalidad obtener, o perder, su equilibrio anímico, y han sido admitidos por la ciencia psicológica, incluida la no psicoanalítica, de tal forma que han trascendido ya su condición de teoría circunscrita a una escuela, para formar parte del acervo universal de la psicología.