Esta obra extraordinaria, tal vez la mejor novela de amor de los últimos años, resulta difícil de presentar en toda su belleza y profundidad. Preferimos, esta vez, elegir para ello palabras ajenas:
«El cielo es azul, la tierra blanca es una de las historias de amor más bellas que he leído en mi vida. No me refiero a uno de esos amores cursis y pretenciosos que proliferan tanto en cierto tipo de libros, sino a algo mucho más profundo y real, la lenta y sólida relación de dos seres solitarios, necesitados el uno del otro, capaces de encontrar la ternura y de compartirla con el amado en medio de los más pequeños gestos cotidianos, comer, beber, dar un paseo, sentarse junto a una ventana en la oscuridad... Y narrado de una manera tan delicada, tan justa, que parece un pedazo de vida real -quizá lo sea- pintado en un lienzo y ofrecido a nuestros ojos para ayudarnos a ser más sabios. Léanlo y disfruten.»
Ángeles Caso, La Vanguardia
«El relato transcurre como un viento templado a través de una mosquitera. Posee algo así como el encantamiento de una cantinela. De una rayuela. Uno salta del cielo a la tierra, a la pata coja, con un vaso de sake en la mano, con el corazón sin embargo atormentado, al final, bañado de tanta esperanza.» François Simon, Le Figaro littéraire