EL NÚMERO SIETE ES LA EXPRESIÓN de algunas realidades naturales que nos rodean: las notas musicales, los colores del arcoíris, los días de la semana, los planetas que acompañan a la Tierra en el Sistema Solar, los continentes, y cada uno de estos últimos pueden seleccionarse siete montañas, siete islas y siete volcanes que destacan por su altura, situación geográfica y remotas regiones y lo aislado de su ubicación.
En ello consiste el singular reto de la Trilogía Mundial. Completarlo requiere de escalar las siete cumbres más altas de los continentes, las cumbres de las siete islas más grandes y los siete volcanes más altos del mundo.
CUMBRES
Aconcagua, en Argentina
Kilimanjaro, en Tanzania
Denali, en Alaska
Elbrus, en Rusia
Carstensz, en Irian Jaya, y Kosciuszko, en Australia
Vinson, en la Antártida
Everest, en la frontera de Nepal y el Tíbet.
CUMBRES DE ISLAS
Kerinci, en Sumatra
Kinabalu, en Malasia
Wilhelm, en Nueva Guinea
Fuji, en Japón
Tête Blanche, en Baffin
Gunnbjørn Fjeld, en Groenlandia
Maromokotro y Ben Nevis, en Madagascar y Gran Bretaña
VOLCANES
Pico de Orizaba, en México
Nevado Ojos del Salado, en Chile
Elbrus, en Rusia
Damavand, en Irán
Giluwe, en Papúa Nueva Guinea
Kilimanjaro, en Tanzania
Sidley, en Antártida
Lo más singular de este reto es el hecho de que, hasta el momento, solo el guatemalteco Jaime Viñals lo ha completado (añadiendo cumbres, como la del monte Kosciuszko en Australia y el monte Ben Nevis, en Gran Bretaña, por falta de consensos de su altitud).
Puede que el número siete esté rodeado de un misticismo de perfección o divinidad, pero para el autor, han sido la determinación y perseverancia las virtudes que lo han ayudado a completar el reto, pues entre 1995 y el 2023, su conquista de cumbres constante ha sido un recorrido de veintiocho años de planeación y esfuerzos incansables.
Esta obra es, pues, no solo la celebración de un éxito sin precedentes y la narración de experiencias con las que la mayoría de nosotros solo soñamos, sino también un testimonio de que cada cima requiere una cuota de sacrificios y el recordatorio de que no existen caminos en línea recta perpetua, y que altibajos, sudor y lágrimas pavimentan cada uno de ellos. Ojalá este compendio de diarios de ascensión inspire a más de uno a alcanzar las cimas de su propio recorrido, con los ojos fijos en la meta trazada.