Los cuadros de costumbres pueden caracterizarse como un género ligero que se vale de la sátira
con un fin moral. En ellos predomina la observación de la sociedad, con atención en sus
particularidades, pues reflejan las costumbres de la época.
José Milla y Vidaurre fue un asiduo observador de la sociedad guatemalteca del siglo
XIX. Sus cuadros de costumbres fueron publicados entre 1861 y 1871 como artículos
periodísticos, bajo el anagrama de Salomé Jil. En esta edición conmemorativa se seleccionaron
algunos de ellos, que demuestran la perspicacia y agudeza narrativa del autor.
Los variados y pintorescos personajes de Pepe Milla en los Cuadros de costumbres
guatemaltecas nos remiten a la vida en sociedad de siglos atrás, a manera de un álbum de
recuerdos. Por ejemplo, en «El chapín» describe lo representativo de ser guatemalteco, sin dejar
de cuestionar el origen del término: «El chapín es un conjunto de buenas cualidades y defectos
[...]. Es hospitalario, servicial, piadoso, inteligente; y si bien por lo general no está dotado del
talento de la iniciativa, es singularmente apto para imitar lo que otros hayan inventado. Es
sufrido y no le falta valor en los peligros».