En la pequeña granja de la montaña se había montado un gran revuelo. Todos los animales esperaban la llegada del caballo nuevo. Lo imaginaban alto, esbelto y blanco como la nieve. Cuando llegó el remolque a la granja, la vaca Katya lo vio. Vio sus blancas y largas crines y en el medio...
Los animales se convencieron de que aquello era un unicornio.
¿Sería cierto?
Pero, si hubieran dejado que la vaca Katya acabar la frase que había empezado, seguramente la historia hubiera acabado de otro modo.