TRES POETAS FILOSOFOS LUCRECIO DANTE GOETHE

TRES POETAS FILOSOFOS LUCRECIO DANTE GOETHE (Libro en papel)

DIÁLOGOS EN EL LIMBO

Q. 40
IVA incluido
No disponible
Editorial:
PORRUA
Materia
Filosofía
ISBN:
978-968-452-752-2
Páginas:
184

La única ventaja que nos procura el disponer de grandes obras literarias consiste en la ayuda que nos prestan para nuestro desenvolvimiento personal.
Por sí mismas, en cuanto hazañas realizadas por sus autores, no hubieran perdido nada de su verdad o de su grandeza si hubiesen desaparecido antes de nuestra instalación en la vida. Nada podemos suprimir o añadir a su pasado valor o a su dignidad propia. Sólo ellas, en cuanto representan un alimento apropiado y no un veneno, pueden agregar algo al actual valor y dignidad de nuestro espíritu. Los clásicos extranjeros tienen que volverse a traducir e interpretar para cada nueva generación con el fin de devolverles su antigua naturalidad y mantener viva y apta para su asimilación su humanidad perenne. Los mismos clásicos vernáculos los tienen que volver a ser comprendidos por cada lector. Únicamente esta continua asimilación de lo que el pasado proporciona puede hacer de éste algo vivo para el presente y para el futuro. La crítica viva, auténtica y legítima apreciación de lo que se ha realizado, es el interés que nos devenga todos los años el irrecuperable capital del genio humano.
Desde este punto de vista, como sustancias que han de ser asimiladas las obras poéticas de Lucrecio, Dante y Goethe (aunque de este último me referiré sólo al Fausto) nos proporcionan un variado banquete. Por su doctrina y genio pueden parecer demasiado dispares para que pueda tener lugar una combinación de su sabiduría. Algunos de los que conocen y estiman a uno de estos poetas pueden dudar acaso de la posibilidad de aprender algo verdaderamente vital de los otros dos. Yo intento hablar de ellos como un discípulo -espero que como un discípulo que posee cierto discernimiento-. Me atrevo a sostener que es compatible aquello que los hace grandes; que, sin necesidad de vaguedades o dobleces con respecto al propio criterio, puede admirarse sucesivamente con entusiasmo la poesía de cada uno de ellos, y que, finalmente, puede aceptarse la filosofía esencial, la intuición positiva de todos ellos sin necesidad de establecer una definición del propio pensamiento.