El éxito fue sorprendente, escribe el dramaturgo. Igualo a lo mejor que se había representado hasta entonces. Por vez primera un autor cómico, al convertir en comedia burguesa un asunto pastoril, hace reír sin personajes ridículos y emplea el estilo natural de la gente.
Compone en este tono cómico varias piezas nuevas que le ayudan a imponerse en Paris. Estimulado por el éxito de la Sophonisobe de Mairet, ensaya su genio trágico con Medea. Al llegar a los 30 años da Corneille un salto brusco hacia la gloria con El Cid y atraído por lo español.