Tomasito ha aprendido a caminar, ya sabe tocar el tambor, le gusta escuchar cuentos y comprende casi todo lo que le dicen, pero lo único que sabe decir es “coy”. Para todo usa la misma sílaba y a veces se desespera mucho porque nadie le entiende. Hasta que, un día, las palabras por fin empiezan a girar en su cabeza. Está listo para hacerse escuchar.