A Maria da le da miedo: ni vivir sola, ni andar por el bosque, ni los animales... Lo único que la asusta son los truenos y rayos. Y esa tarde hay u tormenta terrible. ¿Permitirá que el estrépito la acobarde? ¡Por supuesto que no! Acompañada por un murciélago sabelotodo, Maria decide salir a buscar al culpable.