En Pobrecito poeta que era yo, Dalton incursionó por primera vez en la novela. Inmerso en la problemática sociopolítica de su país, el autor nos narra la toma de conciencia de un grupo de escritores para hablar de su patria, El Salvador. Elementos autobiográficos se mezclan con la ficción para enmascarar la realidad. Para Roberto Armijo “es una novela abierta, que rompe el molde del género para fusionarse como una amalgama de varios géneros, que no es en la literatura mundial corriente, huérfana o aislada, que echa mano de materiales diversos y opuestos para alcanzar un fin de totalidad, de acumulación y estremecedora vivencia humana”.