Una insistente llamada de teléfono arranca de su resaca al escéptico teniente Mario Conde. Su jefe en la Central le llama para encargarle un caso: Rafael Morín, jefe de la Empresa de Importaciones y Exportaciones del Ministerio de Industrias cubano, no ha vuelto a su domicilio desde el día de Año Nuevo. Casualmente, el desapa recido es un antiguo compañero de estudios de Conde, y ya entonces destacaba por su brillantez y autodisciplina. Porsi fuera poco, este caso enfrenta al teniente con el recuerdo de su antiguo amor por Tamara, ahora casada con Morín.