La presente publicación es el resultado de cientos de días de trabajo, en los cuales comencé escribiendo ideas y consejos en la red social Facebook, pensando en aportar algo positivo para aquellos que en un momento dado lo necesitaran, por estar atravesando momentos difíciles en su vida diaria. Me di a la tarea de dedicar todos los días unos minutos a pensar, y a pedir sabiduría a Dios, con la firme convicción de que a más de un amigo iba a ayudar. Empecé a recibir los famosos likes, o “me gusta” –en español–, los cuales cada día eran mayores en cantidad. Luego llegaron comentarios muy favorables, llamadas telefónicas, mensajes y expresiones directas del estilo “gracias…”, “lo que escribiste hoy lo hiciste para mí…”, “no tenés idea lo que me sirvió tu mensaje…”, “no cabe duda que Dios te usa para ayudar a los demás…”, etc.