François Dubet, uno de los intelectuales franceses más lúcidos de este siglo, examina en este ensayo el ámbito actual de la sociología –sus circuitos de producción, sus implicancias teóricas e ideológicas, sus posibles “usos” y aplicaciones–, desde una singular mirada cargada de agudeza. En una profesión habituada a explicar para qué sirven los demás, el autor apunta su pregunta a los de su propio clan: “¿para qué sirven realmente los sociólogos?”. En tanto productores de saber, ¿pueden someterse a un principio de utilidad? ¿Son comprometidos, contestatarios, expertos de campo, de laboratorio…?
Hace ya tiempo que los mitos religiosos y los contratos sociales no alcanzan para explicar cómo se sostienen, se forman y se transforman las sociedades. Ese papel ha quedado vacante, y es el sociólogo contemporáneo quien, en su lugar, ofrece sus servicios; quien, sin bravura ni divismos, observa, entrevista, verifica, aconseja, critica; quien, en última instancia, da respuesta a la necesidad de las comunidades modernas de conocerse y accionar sobre sí mismas. Como afirma el autor, el sociólogo “está en la sociedad, no al lado ni por encima; no es ni el diablo ni un dios, ni colaboracionista servil ni rupturista heroico”.
Apartándose del lugar común, y con una pluma tan fresca como incisiva, François Dubet aporta un testimonio fundamental, desde dentro, que permitirá a todo aquel que se aproxime a estas páginas esclarecer el lugar que le cabe al sociólogo de hoy.