Es la segunda novela que escribió Virginia, y llevaba sin reeditarse más de dos décadas. En el centro de su trama se encuentra Katherine, la nieta de un gran poeta victoriano, que se debate entre dos pretendientes muy distintos; con esos
mimbres, Woolf le da una vuelta modernista a la novela de costumbres, recombinado materiales que podría haber usado Jane
Austen para conseguir una novela plenamente de su tiempo, en la que se describe la naturaleza fugaz de la experiencia y la
vida urbana.