Elisa sabe lo que se siente caminar sola en el recreo, sabe que a veces es necesario ignorar los gritos: «¡Elisa zanahoria! ¡Elisa cabeza de mandarina!». Ella ha aprendido a resistir la tormenta. Pero un día llega Maxi, un niño muy diferente al resto, y Elisa tendrá que escoger de qué lado estar. No será una elección fácil.