Enrique e Isabel disfrutan mucho estar en casa de la abuela. Ella les prepara los postres y platillos más suculentos y los lleva a un recorrido por los alimentos, el mundo de los cuentos y las canciones infantiles. La autora ha elegido el ámbito cariñoso y relajado de la casa de los abuelos para entrar en la fantasía, territorio seguro donde los niños pueden jugar, inventar y disfrutar del sonido de las palabras.