El abuelo de Pablito le regala un cochito. Pablito lo bautiza Amarillo, por su color. Son inseparables.
Pero un día Amarillo desaparece. Los días pasan y no regresa. Nadie sabe lo que le ha pasado. Pablito no deja de pensar en él, nada lo consuela.
"Tal vez Amarillo esté muerto", le dice su abuelo. "Y aquí, en Guatemala, cuando la gente está triste como vos, Pablito, mandan barriletes al cielo para comunicarse con los muertos."
El Día de los Muertos, el barrilete de Pablito está listo. "Volá, volá hacia Amarillo" le dice Pablito.
Y ese día, sucede algo muy hermoso: Amarillo le responde.