La literatura disponible sobre políticas de seguridad es escasa y fragmentaria. Por ello, la aparición de este Manual es una gran noticia, por su oportunidad, necesidad y utilidad. Todo esto lo cumple con gran calidad y estilo, lo que le debemos agradecer al autor y a su equipo de trabajo.
El lector podrá encontrar en este libro suficiente ideas como para participar de los debates del tema o tomar partido por algunas de las posiciones más allá de que en el texto existe una elección por modelos descentralizados e integrados, por una gestión estratégica, antes que supletoria de lo estrictamente policial, de los ministerios de seguridad y, en especial, por un fuerte protagonismo de los municipios, tanto en la política de seguridad como en las policías locales.
La idea de que la política de seguridad, como toda política pública, requiere planificación, es difícil de rebatir en el plano teórico. Pero en la práctica se impone la rutina de operaciones de trabajo que se desarrollan por una arrastre sin control ni supervisión y mucho menos evaluación. Este texto presupone que se buscará realizar algún nivel de planificación, preferentemente sobre la base de evidencia empírica, y trata de enseñar los elementos para ayudar a ese proceso de planificación.
Este Manual buscar brindarnos lñas bases de una consideración más inteligente, precisa e informada de cómo llevar a adelante estas tareas, que ya no adminten improvisación, falsa preocupación, frases hechas de ocasión y demagogia de consignas. Existen muchas personas que están estudiando en nuestras Universidad e Institutos, preparándose para una nueva etapa muy exigente. Nos alegra poder darles un material más para ayudar en su esfuerzo de capacitación, y por ello hay que felicitar a quienes lo han hecho posible. Ojalá, de aquí en más se desarrolle más literatura nueva, seria y práctica sobre todos estos problemas, que constituyen, sin duda, una de las grandes preocupaciones sociales y políticas.