"En ese sofá quedó tendido, desconcertado y exánime uno de los hombres que no fui".
A traves de una serie de encuentros con personas que fueron parte de su pasado, el narrador de Los hombres que no fui se enfrenta a su memoria, a sus decisiones y a las derivas que ha ido tomando su vida, dando paso al retrato de "un mundo de formas bellas, tiránicas e infructuosas, de reglas inculcadas que podían llegar a ser mortales". Con una mirada esclarecedora, conjugando melancolía y liberación, Pablo Simonetti escribe sobre las vidas posibles que vamos abandonando con cada una de nuestras decisiones, sobre la pertenencia y la exclusión, con el trasfondo de un Santiago de Chile en llamas que le permitirá al protagonista dejar el pasado definitivamente atrás.