LAS SIETE TRAGEDIAS

LAS SIETE TRAGEDIAS (Libro en papel)

AYAX - FILECTETES - ELECTRA - TRAQUINIAS - EDIPO REY - EDIPO EN COLONO - ANTÍGONA

Q. 55
IVA incluido
No disponible
Editorial:
PORRUA
Materia
Otros
ISBN:
978-970-07-7324-7
Páginas:
312

De acuerdo con el plan que me he impusto en estas ediciones, tiene el lector abajo, en forma esquemática, los datos acerca de la vida y la obra de este trágico. En esta breve introducción general solamente consideraré los aspectos netamente literarios de la obra que conocemos. Una sumaria Bibliografía, que va al fin, dará al interesado camino para ampliar sus conocimientos. Ningún camino puede superar a la lectura detenida, atenta y minuciosa, varias veces hecha, de la obra misma. Cada una de las siete tragedias que quedan, y que se dan aquí en versión, lleva su propia breve nota que oriente a quien lo desee para un estudio profundo de la obra.
Algún antiguo crítico dijo que Sófocles es el poeta feliz. Mucho decir, por cierto, ya que los poetas, cuando lo son de veras, no suelen ser felices. Como hombre, en su juventud no pudo quejarse. Hijo de fabricante de armas, tuvo un buen pasar. No solían tenerlo los jóvenes de Grecia tan fácilmente. Su padre entendió que la joya necesita pulimento y dio una excelente formación literaria y humana a su hijo. Debió a la naturaleza misma la gallardía y hermosura viril de su persona. En los ejercicios atléticos no tuvo casi nadie que con él antagonizara. Y para la declamación y el canto nos da testimonio de su capacidad el haber sido el que celebrara el triunfo de Salamina en nombre de todo el pueblo.
Ni fue menos feliz casado. Su mujer Nicostrata le dio un hijo. Yofón fue su nombre y siguió por los caminos de su padre, escribiendo también tragedias. Como hombre de sus tiempos, tuvo Sófocles una amante, a la cual amó acaso, más que a la esposa legítima. Era ella, nativa de Sicion, y de nombre Teoris; le dio también un hijo. Gallardo y rival en hermosura a su padre, también se dio a la tragedia. Y el hijo de Aristión, que heredó el nombre de su abuelo, algo de su genio debe haber heredado. No tenemos de su obra sino vagas referencias. Fue este Sófocles el Menor quien alcanzó para su abuelo un triunfo después de muerto. (Vid. la Nota a Edipo en Colono.) Sófocles quiso mucho a su homónimo nieto. Lo cual provocó los celos de su hijo legítimo, Yofón, que no dejó de causar penas a su padre ya viejo. Lo de su acusación ante el tribunal para pedir su interdicción, parece que no pasa de leyenda. Y si leyenda es, podemos decir que se mantuvo feliz, a pesar de rayar su vida en los noventa años, cuando la dejó. Raro caso por cierto.

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