Muchas personas creen que sus vidas deberían ser distintas de como son ahora, pues sienten un anhelo de algo más. La gente joven en el área de finanzas o tecnología trabaja 70 horas a la semana con salarios que llegan a las seis cifras. Pero cuando se les hace la pregunta, parecen no saber lo que quieren y no ven la forma de detener el tiempo lo suficiente como para descubrirlo. Mujeres y hombres de mediana edad piensan en todo aquello a lo que han tenido que renunciar para ganarse la vida y mantener a su familia; la lucha por permanecer a flote consume su tiempo y energía. Las madres que dejaron su trabajo para criar a sus hijos creen que sus habilidades se han extraviado en el camino y jamás podrán encontrar un trabajo decente. Y gente de todas las profesiones, como Anna, que pensaban que sus empleos eran seguros, enfrentan un rudo despertar de su autocomplacencia cuando los avisos de liquidación aterrizan en sus escritorios. ¿Cuál es el plan B?