DON MIGUEL RUIZ / JANET MILLS / LUZ HERNANDEZ
En u003ciu003eLa voz del conocimientou003c/iu003e, Miguel Ruiz nos recuerda una verdad sencilla y profunda: el único modo de acabar con nuestro sufrimiento emocional y recuperar nuestra dicha de vivir consiste en dejar de creer en mentiras — principalmente sobre nosotros mismos. Basado en la antigua sabiduría tolteca, este penetrante libro nos enseña a recuperar nuestra fe en la verdad y a regresar a nuestro propio sentido común.u003cbru003e u003cbru003eRuiz cambia la manera en la que nos percibimos a nosotros mismos y a los demás. Después, abre la puerta a una realidad que percibíamos cuando sólo teníamos uno o dos años de edad: una realidad de verdad, amor y dicha.u003cbru003e u003cbru003e“Nacemos en la verdad, pero crecemos creyendo en mentiras. . . . Una de las mayores mentiras de la historia de la humanidad es la mentira de nuestra imperfección.” — don Miguel Ruizu003cbru003e u003cbru003eu003cbu003eMás sobre el librou003c/bu003eu003cbru003e u003cbru003eAntes de aprender a hablar, nuestra verdadera naturaleza es la de amar, ser felices, explorar y disfrutar la vida. Escuchamos la voz silenciosa de nuestra integridad. Una vez que aprendemos a hablar, las personas que nos rodean captan nuestra atención y nos programan con conocimiento. Pero ese conocimiento está contaminado por las mentiras.u003cbru003e u003cbru003eAl centrar nuestra atención en el conocimiento que está en nuestra cabeza, dejamos de percibir el mundo a través de los ojos del amor; sólo percibimos lo que hemos aprendido a creer. Estamos a merced de la voz del conocimiento. Esa voz no para de hablar, de juzgar, de chismorrear, y de maltratarnos. Sabotea nuestra felicidad y nos impide disfrutar de una realidad basada en la verdad y el amor.u003cbru003e u003cbru003eRuiz nos enseña a recobrar la voz silenciosa de nuestra integridad y a encontrar la paz interior. Cuando la voz del conocimiento deja de controlarnos, nuestra vida se convierte en una expresión de nuestro yo auténtico, tal como era antes de que aprendiéramos a hablar. Entonces, regresamos a la verdad, al amor, y vivimos de nuevo en la felicidad.