Rachel siempre ha idolatrado a su hermano mayor, Micah, quien, lucha contra sus adicciones. Rachel les dice a todos que Micah está perfectamente, que su problema está bajo control, pero ni siquiera ella lo cree. Cierta noche, él no viene a casa y la joven se aterroriza. Muy en el fondo se siente responsable. Debería haber escuchado cuando Micah trató de confiar en ella. Y se siente más culpable cuando recibe una nota anónima diciéndole que su hermano está en grave peligro. Guiados por la esperanza pero sin saber muy bien dónde buscar, Rachel y Tyler, el mejor amigo de Micah, comienzan la búsqueda. En el camino, ambos deberán enfrentarse a sus propios problemas y a la atracción que comienza a surgir entre ellos.