Este libro trata de la relación compleja, históricamente variable y espacialmente densa entre dos posturas políticas trascendentes: el ser indio o indígena y el ser ciudadano. Ambas posturas, que han oscilado entre la diversidad sociocultural, los derechos universales, y las prerrogativas particulares originadas en sentidos históricos de membresía y localidad, han sido presentadas con frecuencia como opuestas irreconciliables sin necesariamente serlo. Lo que planteamos entonces, es un debate teórico particular resultado del abordaje antropológico de un puñado de casos en los que las relaciones sociohistóricas entre las identidades diferenciales y los distintos tipos de ciudadanía han sido construidas con referencia al modelo liberal de valores universales (y frecuentemente con respecto a las instituciones estatales), pero también -y quizá sobre todo- por sentidos, acciones e interacciones localizadas en momentos precisos. Y con ello referimos a las cargas emotivas inscritas en la convivencia cotidiana entre sujetos, a las lealtades y reciprocidades, a los valores morales que orientan prácticas, y señaladamente a las formas de membresía y autoconciencia social que perfilan derechos compartidos, pero también lógicas de inclusión y exclusión social.