En estos apuntes escritos entre 1952 y 1957, pensados originalmente para que formaran parte de su célebre investigación sobre La individuación a la luz de las nociones de forma y de información, Simondon hace la historia filosófica de una de las nociones fundantes de toda metafísica, pero también de nuestros valores, creencias, y experiencias cotidianas, la noción de “individuo”.
Pero esta historia no es neutral. Son los apuntes de un filósofo convencido de que “individuo” es el nombre de un problema, una ambivalencia, una tensión permanente:“El individuo no encuentra dificultades, es en sí mismo dificultad; se pone en entredicho y es su propio problema; se topa consigo mismo en su propio camino”. Estas anotaciones meticulosas, que van desde los jónicos, pasando por toda la antigüedad grecolatina, la escolástica medieval, las doctrinas cristianas, el cartesianismo y sus herederos, hasta llegar a los pensadores modernos, serán un inventario de las paradojas que alimentaron y siguen alimentando dilemas metafísicos, éticos y políticos. ¿Puede definirse al individuo en función de una interioridad absoluta, estructura o proceso interno, sin que pierda entonces su singularidad? Y si su unidad está dada por su participación en una Idea, o en Dios, o en la Ciudad, ¿no pierde entonces toda consistencia propia? ¿El individuo es hecho fáctico o potencial? ¿Es puro acontecimiento o tiene una sustancia? ¿Se desarrolla rompiendo lazos con la sociedad o integrándose a una comunidad, una tradición, una historia?
En la selección de los problemas y el modo de plantearlos,y particularmente en los comentarios a pie de página,ya se esboza la superación de esta historia milenaria de paradojas a través de una de las nociones más originalesde “individuo” que haya dado a luz el siglo xx, que tienesu base en los conceptos de información, transducción,e individuación.