Las nubes anuncian tormenta. El viento agita los árboles. El cielo ha declarado que es mejor guardar distancia. Pero a la gallina Clotilda no le importa nada de esto. Ella, a pesar de que su cuerpo no fue diseñado para volar, tiene la mente bien puesta en los aires. Y no hay gravedad que pueda con la determinación de un ave de corral.